Oficina Baylos 5.0. Madrid.

Qué quería el cliente:
Crear un espacio moderno y actual, que fuera tecnológicamente avanzado, no el típico despacho de abogados, y cuidar al máximo la intimidad y el bienestar del cliente.

Retos:
Adaptar el espacio al confort de sus clientes y del equipo y a los avances tecnológicos sin descuidar las necesidades de la propia empresa.

Hacer sentir seguro y relajado a cualquier cliente que entre por la puerta.

Integrar la decoración del espacio ampliado con la nueva imagen de marca, más actual, global e innovadora.

Cómo era el espacio:
Un espacio diáfano, vacío, frío y sin personalidad en un edificio de oficinas de nueva construcción ya con instalaciones (iluminación y aire acondicionado).

Valores del cliente:
Innovación, orientación al cliente, cobertura global.

Qué solución propuse:
La abogacía es una profesión que se adapta continuamente al cambio, la incertidumbre está más presente que nunca y genera estrés e inseguridad, así que frente al cambio, construimos solidez gracias al diseño ya desde la entrada a la oficina: creamos unos biombos de madera y cristal hechos a medida que aportan mucho carácter y sensación de estructura en la entrada: cumplen su función de distribución y también una función estética muy potente porque es lo primero que un cliente ve cuando entra.

Todo el diseño respira coherencia, lo cual transmite confianza a los clientes en un mundo cada vez más global e incierto: los mismos tiradores de la entrada son los que utilizamos en la cocina, por ejemplo, e instalamos el mismo tipo de mueble a medida tanto para la cocina como para el almacenaje, cada detalle de la oficina cumple un objetivo funcional y estético.

Creé un espacio actual con un toque de la esencia clásica de la profesión para construir una oficina que transmitiera profesionalidad pero a la vez fuera disruptiva gracias a los materiales como la madera, el color gris grafito, las puertas automáticas, las cocinas abiertas totalmente integradas en el espacio… Innovación, sofisticación, funcionalidad y ¡se puede jugar al futbolín!