El olor

¿Sabías que los recursos neuronales que utilizamos al oler compiten con los recursos neuronales que utilizamos para hablar?


Esto significa que nos es muy difícil poner nombre a un olor, si además, añadimos el color a la ecuación, las áreas del lenguaje se retiran.


Es decir, cuando nos acercamos a esa experiencia todos nos quedamos callados, no es un silencio verbal, si no que se refiere a ese silencio del diálogo interior que espontáneamente genera el cerebro.


Así que, es posible utilizar los olores para calmar tu mente, tu diálogo interior que muchas veces nos resulta muy molesto. Y podemos hacer lo mismo en los espacios arquitectónicos, usar los olores como conductores de las emociones.


¿Te imaginas poder mejorar tu sensación de bienestar cuando entras a un espacio solo por un olor determinado? Un espacio que te haga sentir bien, con más calma, tranquilo, y a gusto.

Y por si no te lo habías planteado, es más que probable que si te sientes bien en un lugar repitas la experiencia.


Cuando estás en un lugar bonito, vuelves.

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